Quién fuera niña




En la semana en que los que dictan los nobel parecen haber corrido demasiado leí que nuestra conciencia, lejos de ser "la que toma las decisiones", nos sirve para situarnos en el tiempo. Difícil saber "quién lleva los pantalones" cuando nos desenvolvemos en una sociedad tan antinatural como la nuestra, que se empeña en olvidar de donde viene. En esta semana de recortes disfrazados en mi mente se pasea la curiosidad ¿Somos afortunados de no recordar cuán duro fue aprender a andar, a hablar, a tantas cosas que quedan en esa porción de nuestra vida previa a la formación de nuestra consciencia? Es fascinante lo rápido que aprenden los niños, pero aún más fascinante es su incansable empeño por aprender. No se cansan nunca, ¡no se rinden! Entre olas que no se dejan cabalgar, arcilla que tiende a descentrarse y balones que tienden a los pies del contrario, es complicado no notar las aguas de la humildad dándole a una un bañito de recuerdo. No complains. El aprendizaje va unido al descubrimiento, quizá no comparable con aquél que rememoramos en este Columbus Day pero, al fin y al cabo, una pequeña gran hazaña para calmar la sed de nuestra hiedra.

La ciencia española no necesita tijeras


Con esta entrada me sumo a la campaña "La ciencia española no necesita tijeras" iniciada por aldeairreductible en el tan famoso twitter en el que aún no me he molestado a entrar. Yo me lo encontré en su blog aldea irreductible y a pesar de lo dormida que tengo la inspiración últimamente, he querido escribir algo, tratando de no extenderme demasiado y procurando no dejar que se me revuelva el estómago.

Se buscan razones por las que la ciencia española no necesita tijeras. Haberlas hay miles, yo quiero dar una que apele a NUESTRO sentido de la responsabilidad: PORQUE YA ESTÁ BIEN DE EXCUSAS.

Decimos que queremos que el modelo cambie pero obviamos enfrentarnos a que LO TENEMOS QUE CAMBIAR NOSOTROS. "Es que los que estaban antes lo hicieron muy mal…" "Es que ahora las circunstancias son muy malas…" "Es que…" EXCUSAS ¿Queremos un cambio? ¿Queremos dejar de ser la playa y la residencia de ancianos de Europa? ¿Queremos que los buenos científicos (españoles o no) compitan por venir a España a trabajar? ¿Queremos que las grandes empresas sitúen sus bases en España porque es aquí donde están los mejores trabajadores? ¿Queremos que el próximo Google, iPhone, tamiflu, la vacuna contra la próxima pandemia, sean españoles o nos conformamos con la melancólica fregona y nuestro gran invento, el chupa-chups? LA RESPONSABILIDAD ES NUESTRA AHORA Y EN ESTE LUGAR. Siempre hay una OPCIÓN, solo hay que dejar de ser COBARDES y escogerla.

La sociedad de la información y el conocimiento la lideran los productores de información y conocimiento. Nosotros llevamos MUCHOS AÑOS DE DÉFICIT, consumiendo (y pagando) más de lo que producimos. Alguien dijo que CRISIS es sinónimo de OPORTUNIDAD. En los momentos de crisis es donde dejamos ver quiénes somos realmente.

¿Somos una sociedad decidida a avanzar y dispuesta a hacer el esfuerzo necesario para conseguirlo o volvemos al pico y la azada mientras esperamos a que los ingleses y los alemanes vuelvan a tener dinero para irse de vacaciones?

La ciencia española no necesita tijeras, YA ESTÁ BIEN DE EXCUSAS

escrito en el sXVIII


Gracias a David Barrado y Navascués por el apunte; gracias a la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes por la accesibilidad; gracias a Cadalso por escribir hace más de 200 años sobre los problemas de nuestros días. Ah, y gracias a mis Domingo de Domingos, sin ellos no estaría aquí.

"El atraso de las ciencias en España en este siglo, ¿quién puede dudar que procede de la falta de protección que hallan sus profesores? Hay cochero en Madrid que gana trescientos pesos duros, y cocinero que funda mayorazgos; pero no hay quien no sepa que se ha de morir de hambre como se entregue a las ciencias, exceptuadas las de pane lucrando que son las únicas que dan de comer.

Los pocos que cultivan las otras, son como aventureros voluntarios de los ejércitos, que no llevan paga y se exponen más. Es un gusto oírles hablar de matemáticas, física moderna, historia natural, derecho de gentes, y antigüedades, y letras humanas, a veces con más recato que si hiciesen moneda falsa. Viven en la oscuridad y mueren como vivieron, tenidos por sabios superficiales en el concepto de los que saben poner setenta y siete silogismos seguidos sobre si los cielos son fluidos o sólidos.

Hablando pocos días ha con un sabio escolástico de los más condecorados en su carrera, le oí esta expresión, con motivo de haberse nombrado en la conversación a un sujeto excelente en matemáticas: «Sí, en su país se aplican muchos a esas cosillas, como matemáticas, lenguas orientales, física, derecho de gentes y otras semejantes».

Pero yo te aseguro, Ben-Beley, que si señalasen premios para los profesores, premios de honor, o de interés, o de ambos, ¿qué progresos no harían? Si hubiese siquiera quien los protegiese, se esmerarían sin más estímulo; pero no hay protectores.

Tan persuadido está mi amigo de esta verdad, que hablando de esto me dijo:

«En otros tiempos, allá cuando me imaginaba que era útil y glorioso dejar fama en el mundo, trabajé una obra sobre varias partes de la literatura que había cultivado, aunque con más amor que buen suceso. Quise que saliese bajo la sombra de algún poderoso, como es natural a todo autor principiante. Oí a un magnate decir que todos los autores eran locos; a otro, que las dedicatorias eran estafas; a otro, que renegaba del que inventó el papel; otro se burlaba de los hombres que se imaginaban saber algo; otro me insinuó que la obra que le sería más acepta, sería la letra de una tonadilla; otro me dijo que me viera con un criado suyo para tratar esta materia; otro ni me quiso hablar; otro ni me quiso responder; otro ni quiso escucharme; y de resultas de todo esto, tomé la determinación de dedicar el fruto de mis desvelos al mozo que traía el agua a casa. Su nombre era Domingo, su patria Galicia, su oficio ya está dicho: conque recogí todos estos preciosos materiales para formar la dedicatoria de esta obra».

Y al decir estas palabras, sacó de la cartera unos cuadernillos, púsose los anteojos, acercose a la luz y, después de haber ojeado, empezó a leer: «Dedicatoria a Domingo de Domingos, aguador decano de la fuente del Ave María».

[...] Admite, pues, este obsequio literario: sepa la posteridad que Domingo de Domingos, de inmemorial genealogía, aguador de las más famosas fuentes de Madrid, ha sido, es y será el único patrón, protector y favorecedor de esta obra."

Cartas marruecas VI - José Cadalso

via Madri+d y el Instituto Cervantes

La foto la tomé en Sabah, en el Borneo malayo.