Nos dicen que es porque la gestión pública está atascada con tanta burocracia, porque no se obtienen más que pérdidas cuando se mantiene a una panda de vagos sin ganas de trabajar ejerciendo funciones que son necesarias para el funcionamiento de la sociedad. Nos dicen que la gestión privada es, de algún modo, más eficiente. Magia por aquí, magia por allá, centros que en manos públicas tienen pérdidas enormes cuando pasan a manos privadas son el negocio del siglo.
A mí nunca me han salido las cuentas pero, claro, yo de economía no tengo ni repajolera idea. En mi simplista punto de vista, si hay negocio para una empresa privada, hay negocio para una empresa pública; es todo cuestión de motivación e intenciones.
Un tranquilo y esclarecedor reportaje de la revista café amb llet nos muestra los motivos de tanto interés por dejar en manos privadas lo que es de todos: gestión privada significa transparencia cero y las partidas sin explicar se multiplican (y se las dividen como quieren). Ponen en la palestra el caso de la sanidad catalana (esta vez no me podrán acusar de atacar siempre a los mismos pese a que quien se digna escucharme sabe que yo los pongo a caldo a todos) pero me da en la nariz que se podría aplicar a casi cualquier cosa...
parte I (aquí en catalán)
parte II (aquí en catalán)
Para completar la acidez de estómago, un análisis tan escandaloso como su título anuncia: Ramón Bagó: la increíble historia del hombre que se contrataba a sí mismo. Con dinero público.
En defensa de lo público ¡Ley de Transparencia YAAAAAAAAAAA! Ojalá wikileaks dejara de centrarse en Estados Unidos y empezara a disparar contra los negocios sucios de los españolitos de traje… Españoles que tenéis los datos, ¡filtradlos!
Información es poder
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