De muy mala leche

Esta mañana me he puesto de muy mala baba. Me fui a la cama calentita por la frivolidad de que ahora somos tan solidarios que a los inmigrantes ilegales solo les reconocemos el derecho a la atención sanitaria en casos de urgencia grave y accidentes y en situaciones relacionadas con el parto y la maternidad (solo faltaba…). Sorpresa la mía cuando esta mañana me entero de que los que somos españoles y por nuestra original vida laboral no tenemos derecho a una cartilla propia, ya no podremos ir al médico ni con la cartilla de nuestros padres si somos mayores de 26 años. Yo hace mil años que no voy al médico y no tengo intención de ir en un futuro si lo puedo evitar. De ahí a que me deje insultar, se van unos pocos pueblos.

En algún punto del día, cuando parecía que el one and only ordenador que iba a acabar el día en buena forma y listo para ser usado mañana superaba la instalación de la actualización 26 de las 27 que necesitaba antes de apagarse (luego se ha colgado Windows is shutting down así que ya veremos si mañana va), se me ha ocurrido pensar que igual no, que si nos inscribíamos como demandantes de empleo, lo podríamos solventar. Si seré imbécil… Solo aquellos que hayan agotado su prestación y estén inscritos podrán tener acceso a la sanidad. Yo, que no puedo ni tener acceso a la prestación que me corresponde porque estuve trabajando fuera más de un año y por tanto, he de volver a trabajar en España para poder reactivar la prestación para la que YA HE COTIZADO, yo, digo, no podré ir al médico.

Si esto os parece un exabrupto, no os quiero contar lo que he escrito esta mañana. Si os aburrís ya os lo mandaré in private. Me he puesto a escribir otra vez para ahorraros la chapa, pero es que no hay manera de ser breve, me enciendo. Me enciende pensar en todas las tonterías que tiene una que escuchar sobre su estilo de vida y luego que te vengan con estas. Pero qué país pretendemos ser, por Tutatis, que parecemos tontos…

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