Revolución en la granja

El boletín de noticias científicas de la revista Science me trae un curioso descubrimiento publicado en su competidora Nature. Una intrépida estudiante de doctorado ha ido a encontrar a los granjeros más pequeños hasta hoy conocidos. Dictyostelium discoideum se llama la especie y es, ni más ni menos, que una ameba ¡Una ameba! El bichillo ha aprendido a coger unas pocas bacterias de las que se alimenta normalmente, guardárselas dentro, y ponerlas a crecer allí donde llega ¿No es flipante? Pues así lo han demostrado Debra Brock y sus compañeros de la Rice University de Houston, Texas.

El pequeño Dicty, un organismo unicelular del grupo de los protistas, suele vivir de manera independiente sorbiendo bacterias del suelo. Cuando el alimento se agota, los Dictys de la zona se juntan y forman un solo organismo que, cual babosa, se dirige a mejores pastos. Cuando llega allí, forma un tallito con un cuerpo fructífero, tipo el gorrito de las setas pero en microscópico, donde se encuentran las esporas (esa forma súper resistente que tienen los seres unicelulares de aguantar vivos pero durmientes por más años que la princesa del cuento). Cuando el alimento está nuevamente disponible, las esporas reviven y tenemos a los Dictys danzando por ahí de nuevo con toda su independencia.

En la cepa que Debra Brock estaba observando, que en lugar de ser la que se usa en la mayoría de los laboratorios procedía del medio natural, además de esporas el cuerpo fructífero contenía bacterias. Dictyostelium discoideum se convierte así en el bicho más canijo capaz de transportar, dispersar, sembrar y recoger su propio alimento. Lo dicho, a partir de ahora habrá que llamarla la ameba granjera. Toma ya…

La imagen la he sacado de aquí

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